Es posible que tengas interiorizadas ciertas creencias sobre ti mismo que no te hacen sentir especialmente bien, o que incluso te limitan en los diferentes retos que se te plantean en el día a día.
Creencias como:
No soy suficientemente inteligente para hacer esta formación.
Soy un caos de persona, es mejor que nadie me tome como referencia.
No soy una persona creativa, ¿cómo voy a hacer este trabajo?
No soy una persona sociable, seguro que no voy a caer bien a nadie.
Creencias que tienen que ver con (supuestamente) nuestra personalidad y que, por supuesto, creemos que determinan las acciones que podremos (o no) hacer con éxito.
Muchas de estas creencias tienen que ver con etiquetas que se nos han adjudicado (o nos hemos adjudicado) en el pasado y que han ido cogiendo fuerza a lo largo de nuestra vida, hasta convertirse en una “verdad absoluta” sobre nosotros mismos que marca nuestro futuro.
Pero la realidad es que muchas de estas creencias que nosotros vivimos como “verdades absolutas” solo son pensamientos que, por algún motivo, se han arraigado en nosotros, que nos limitan y que no son verdad o, al menos, no tienen por qué marcar de forma inevitable el curso de nuestras acciones futuras.
Pero si complementas el ejercicio que te he propuesto hoy, con el de los otros episodios, conseguirás que poco a poco esta dinámica de pensamiento vaya cambiando por otra más positiva.
Espero que esto te sirva.
¡Nos vemos en el próximo episodio!
Nora.
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