De todas las emociones que experimentamos en nuestro día a día, la culpa, y el sentimiento de culpabilidad que la acompaña, es de las que solemos gestionar peor. Aunque algunas personas se acostumbran a convivir con ella de forma normalizada, la realidad es que la culpa es una emoción a la que solemos darle más espacio del que ella misma nos puede aportar con su función simple.
Para poder sacarle un uso provechoso a la culpa, creo que nos puede ayudar entender cuál es su mecanismo, y por qué, al empeñarnos en usarla de forma diferente, es una emoción que se nos queda estancada, consiguiendo simplemente que nos sintamos mal.
He creado esta imagen como ilustración para entender el mecanismo de la culpa.
Nos vemos la semana que viene!
Nora.