Seamos realistas: somos humanos y la validación externa es una fuente de autoestima que está ahí, y que no pasa nada porque esté.
Somos seres sociales y está en nuestras células el hecho de buscar la aprobación y aceptación de los demás.
Eso, en sí no es un problema cuando nuestra autoestima está fuerte y basamos nuestras decisiones y emociones, principalmente, en nuestro propio criterio y validación, de forma que las validaciones externas que recibimos o no, son un complemento que nos puede reforzar, cuando es positivo, o nos puede hacer cuestionar cosas para poder mejorar, cuando es negativo.
El problema viene cuando el peso que le damos a nuestra propia validación es inexistente o muy bajito, y nuestro bienestar o decisiones empiezan a depender solo de lo que recibimos de los demás. En esos casos, la validación externa se convierte en el único termómetro que nos indica si estamos haciendo algo bien 😬🌡️ Y es un termómetro variable y a veces, poco fiable.
¡Espero que esto te sirva!
Nos vemos en el próximo episodio 🤗
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.