
Cuidar nuestra alimentación es uno de los objetivos comunes por excelencia (cosa que está genial). Pero también es uno de los objetivos estancados por excelencia.
Es algo que se proponen muchas personas constantemente (sobre todo en determinadas épocas del año), y que, por diferentes motivos, no llegan a conseguir implementar como quisieran, de forma que acaba convirtiéndose en un objetivo que van arrastrando mes tras mes, o año tras año.
El motivo es fácil de detectar: comer de forma saludable implica trabajar en muchos pequeños hábitos diferentes (cosa que hace que no nos tengamos que centrar solo en un cambio, sino en varios), y, por otra parte, es algo que hacemos cada día de nuestra vida (por lo que supone un reto diario, con el que, como es normal, a veces bajamos la guardia, porque no estamos siempre igual de motivados/enérgicos/enfocados como para darlo todo).
Por eso, es un hábito que merece la pena trabajar poco a poco, instaurando esos pequeños cambios de forma escalonada y sin querer conseguir un cambio radical, porque eso se nos va a hacer muy complicado de sostener en el tiempo.
El primer paso para empezar a establecer los cambios en los que queremos trabajar, está en identificarlos. Para eso, hoy comparto contigo una de las fichas de trabajo que utilizo en sesiones en consulta para abordar en este tema.
¡Nos vemos la semana que viene!
Nora.