El entorno laboral es uno de los terrenos en los que más acabamos cogiendo la dinámica de dedicar demasiadas horas a apagar fuegos constantemente. Nos dedicamos a salvar lo urgente, y dejamos de lado lo importante, para acabar haciéndolo en horas extra, estresados y con pocas ganas.
Es importante que hagamos un cambio de chip con las palabras “urgente” e “importante”. En el top de nuestra lista de prioridades no podemos dar lugar solo a las cosas urgentes. Las cosas importantes, pero que tienen un beneficio o una consecuencia a largo plazo, también tienen que poder situarse en esa posición, porque, si no, no llegan a tener nunca espacio en nuestra vida. En el momento en que decidimos que algo es importante para nosotros, tenemos que poder darle su lugar (aunque sea un pequeño lugar), en la cima de nuestras prioridades. Empezar a catalogar esas cosas importantes como tareas prioritarias y ponerles esa etiqueta en nuestra cabeza (de verdad), nos ayudará a implementarlo.
Para salvar ese equilibrio, hoy te dejo un ejercicio descargable con el que podrás dedicar un momento a clasificar tus tareas en las columnas de urgente e importante, y posteriormente cuestionarlas y desglosarlas para que te sea fácil definir un podio de prioridades equilibrado y algo menos precipitado.
¡Nos vemos la semana que viene!
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.